Alerta por la segunda ola de coronavirus: cambió la tendencia y en marzo la tasa de testeos positivos sube otra vez en el país

Cómo saber si la segunda ola de coronavirus está cerca. La tasa de positividad es un dato valioso: el porcentaje de testeos que dan positivo. Seguir esa curva, en

términos epidemiológicos, puede decir más que saber cuántos casos de Covid por día, semana o mes se registran. La tendencia venía favoreciendo a la Argentina en los últimos meses, pero en marzo se revirtió.

Cómo seguirá esta relación entre casos positivos y testeos es clave para poder vislumbrar el curso que tomará la pandemia en los próximos meses. Especialmente cuando llegue el frío y las condiciones de distanciamiento ya no se den tanto en espacios al aire libre, sino en lugares cerrados.

A eso se suman las nuevas variantes de coronavirus en circulación y la escasez de vacunas, que impedirá tener una buena porción de la población inmunizada antes del invierno. El ministro de Salud de la Ciudad, Fernán Quirós, confirmó este miércoles que la segunda ola está cerca: “No podemos anticipar cuándo será, pero sabemos que está cerca”, dijo.

Es cierto que existe un leve aumento de casos, pero más pronunciada aún es la suba de la tasa de positividad. Un repaso de los últimos meses: en noviembre, cuando el país ya había superado el pico de la primera ola, la positividad aún giraba en torno al 33 por ciento. En diciembre había empezado a bajar con fuerza: el promedio en cuestión se ubicó en el 19 por ciento.

Pero hubo un rebrote hacia fin de año, de modo que la tasa de positividad en enero trepó al 22 por ciento, para luego descender a su nivel más bajo desde que empezó la pandemia: en febrero fue del 12,3 por ciento. Ya en marzo se ve otra vez un cambio de tendencia y la tasa ahora ronda el 17 por ciento.

Ante la escasez de vacunas contra el Covid, volver a reforzar los testeos es clave para controlar la segunda ola. Foto: EFE

Ese dato va de la mano de otro también llamativo y preocupante: la cantidad de testeos realizados desde enero hasta ahora ha descendido un 15 por ciento. Pasaron de un promedio semanal de 332 mil a 283 mil. Es decir, hay una menor cantidad pruebas de coronavirus realizadas, lo que podría ser indicio de que el subregistro de contagios es mayor.

Se trata del lado oscuro de la pandemia, aquello que está presente y sobrevuela, pero no llega a registrarse. Así se va armando en silencio la “bomba”, de cara a lo que ya se anuncia como una inevitable segunda ola de coronavirus. En determinado momento, explota.

Permitir como política de salud pública que la cantidad de testeos vuelva a bajar es delicado, justo en el momento de calma que antecede al huracán. Poder diagnosticar la mayor cantidad de casos de Covid a esta altura de la pandemia suena un poco “demodé”, de la temporada anterior, pero es la mejor herramienta de los países que todavía no han podido hacerse de las vacunas necesarias para proteger a su población.

En su conferencia de prensa de este miércoles, Quirós aprovechó para alertar públicamente a Nación sobre ese punto crucial: la importancia de que la cantidad de testeos que se realizan en el país no decaiga. Y aseguró que en la Ciudad esa política sigue con el mismo ímpetu.

La relación de nuestro país con la tasa de positividad nació conflictiva en esta crisis sanitaria, producto de los inconvenientes que hubo en diferentes provincias para registrar la información en sus bases de datos. Los testeos no escaparon a un déficit que también incluía el delay en la carga de casos y muertes.

Testeos a docentes en la Ciudad. Foto: Luciano Thieberger

Esta situación incluso derivó en un pequeño “escándalo” internacional, cuando en octubre de 2020 el sitio web Our World in Data decidió dejar de reflejar las cifras de la Argentina porque consideraba que no eran confiables. Una interrupción que duró dos meses.

El Gobierno en aquel momento admitió que había un error en la manera que se cargaban los testeos en el sistema: en muchos lugares -fue la explicación- registraban los PCR que daban positivo, pero no hacían lo mismo con los negativos. Eso, obviamente, llevaba la tasa de positividad a las nubes, con cifras inverosímiles.

Una vez que el “blooper” fue blanqueado, en diciembre, inmediatamente la tasa de positividad empezó a bajar: eso se dio porque la cifra total de testeos que se realizaba cada día era mayor de lo que efectivamente se venía registrando. El porcentaje de contagios desde ese momento comenzó a ser menor.

Argentina llegó a tener tasas de positividad (supuestamente falsas) del 60 por ciento, cuando la verdadera tasa debía rondar entre el 30 y el 40 por ciento. De todos modos, era un valor muy elevado. Según la Organización Mundial de la Salud, una tasa de positividad que indica que la pandemia está bajo control ronda el 10 por ciento.

PS

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