Ley de Biocombustibles: el proyecto de Máximo Kirchner, la tercera opción que nadie esperaba

El debate en torno a la Ley de Biocombustibles sumó una propuesta inesperada. La opción de elaborar una nueva ley que incluyera un aumento en el porcentaje de corte de las

naftas y el gasoil con etanol y biodiesel, impulsada principalmente por la Liga de provincias Bioenergéticas, ya venía siendo desestimada por el mismo sector por la imposibilidad de tener una discusión seria en el poco tiempo que queda para el vencimiento de la ley actual, el 12 de mayo.

Entonces, se estaba generando cierto consenso en la necesidad de prorrogar la Ley por cuatro años más y luego, con tiempo, debatir un esquema superador. El asunto avanzó a fines del año pasado obteniendo media sanción en el Senado, pero su tratamiento en la Cámara de Diputados fue postergado, generando el nerviosismo de los actores implicados.

Ahora, la aparición de una tercera opción descoloca a esos actores y enciende alarmas de conflicto incipiente. Se trata del proyecto elaborado por Máximo Kirchner que, en síntesis, reduce el corte obligatorio con biocombustibles y prioriza a las Pymes en el abastecimiento del mercado interno. En respuesta, desde la Cámara Panamericana de Biocombustibles Avanzados (CAPBA), que agrupa a empresas elaboradoras de biocombustibles, advirtieron que la iniciativa impulsada por el Diputado Nacional “condena a la quiebra a un grupo de compañías productoras que tienen como única actividad la venta de biocombustibles al mercado interno como consecuencia directa de su exclusión deliberada y discriminatoria del Régimen de promoción”.

Según el análisis realizado por CAPBA del proyecto de ley que busca reemplazar a la Ley 26.093, promulgada por Néstor Kirchner en el año 2006, “las modificaciones planteadas no están alineadas con las expectativas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero comprometidas por el país en el Acuerdo de París”.

Por lo que se supo del proyecto en cuestión, cuya vigencia se extendería hasta 2030, el corte con biodiesel y etanol bajaría del 10 y 12 por ciento actuales al 5 y 7 por ciento respectivamente. Además, las grandes compañías aceiteras quedarían afuera del mercado local, en el que se priorizaría a las Pymes siempre y cuando estas se comprometan a realizar inversiones en la fabricación de derivados, como la refinación de glicerina.

Para esta semana se esperan movimientos clave que determinarían el futuro de la industria de biocombustibles.

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