El domingo supuso la confirmación del delicado momento que atraviesa la Juventus. Derrotado en su casa por el Benevento (0-1), decimosexto clasificado, el vigente campeón dijo adiós a las aspiraciones que le
quedaban para conseguir su décima liga italiana consecutiva, un campeonato encabezado ahora por los dos equipos de Milán, aunque el Inter aventaja a su eterno rival en esa carrera fratricida por el título. A diez puntos del líder y a falta de diez jornadas, la temporada del conjunto turinés se queda sin pilares para equilibrar la irregularidad que le lastra este curso. Eliminado sorprendentemente en octavos de la Champions por el Oporto, solo las copas sirven de digestivo (ya es campeón de la Supercopa y en mayo disputará la final de la de Italia contra el Atalanta) para una masa social que apunta con el dedo a su entrenador, Andrea Pirlo, como uno de los máximos responsables de la situación. La contratación el pasado verano del legendario futbolista, que triunfó en el club como jugador pero ocupó el banquillo sin ninguna experiencia como técnico en el fútbol profesional, respondió a la misma tendencia que llevó a equipos como el Barcelona o el Real Madrid a entregar sus mastodónticos proyectos a hombres de la casa. Una política con un único objetivo en el caso de la Juve: una cara reconocible para favorecer en el vestuario la gestión de egos como el de Cristiano en lugar de la apuesta firme por un libro de estilo ya consolidado. Guardiola y Zidane crearon escuela con sus triunfos y, a rebufo, muchos otros han intentado replicar esa fórmula. Pirlo, pese a que en el imaginario futbolístico aparezca aún sin barba y con la camiseta del Milán, finiquitó a un alto nivel su carrera como jugador en la Juventus. Curiosamente, desde que se hizo con el timón de su centro del campo (2011), el equipo comenzó a disfrutar de ese goteo casi permanente de títulos en la Serie A. Pero la costumbre de ser campeón en la liga italiana parece llegar a su fin también con él. La derrota contra el Benevento no es el último eslabón de una mala racha de resultados, más bien una consecuencia de los bandazos que la Juventus acumuló en los primeros meses de temporada. De hecho, los de Turín han ganado en 16 de los 21 partidos que han disputado en 2021. Pero no solo aparecen motivos identitarios en la llegada de Pirlo al banquillo juventino más codiciado de la última década. También la ansiedad por conseguir la deseada Champions. La Juventus tuvo que sufrir una dolorosa reinvención en 2005, cuando fue condenada al descenso administrativo tras un escándalo de apuestas deportivas. Bajo la dirección de la familia Agnelli, el club comenzó el camino de la reconquista y, año a año, fue asegurando su reinado en la liga italiana. Sin embargo, solo la Champions da acceso a la inmortalidad. Tras perder dos finales en los últimos años, los italianos buscaron un revulsivo para alcanzarla, primero con la llegada de Cristiano Ronaldo y, hace unos meses, con la de Andrea Pirlo, cada vez más cuestionado por la afición. Dos fichajes de renombre que no han funcionado en ese anhelo europeo de la afición y la directiva. turinesa.
Fuente La Razon:
https://www.abc.es/deportes/futbol/abci-andrea-pirlo-idolo-caido-turin-202103230105_noticia.html