Pequeñas historias de la historia grande: Agua

En la antigüedad, se consideraba que los cuatro elementos de la naturaleza: agua, tierra, fuego y aire, eran los constituyentes básicos de la materia. Sin embargo, esa idea fue cambiando con

el tiempo cuando por ejemplo en el siglo 18 se descubrió que el agua no es un elemento, sino una sustancia cuya molécula está compuesta por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. Y si bien cuando en un día de calor pedimos un vaso con agua solemos esperarla en estado líquido, alguien podría traernos un vaso lleno de hielo o incluso vapor de agua y no podríamos quejarnos. Es que si bien posee otros estados, bajo nuestra atmósfera el agua entre los 0 y los 100° se encuentra en estado líquido y eso por lo pronto es una muy buena noticia, como ya veremos.

El agua cubre el 70% de la superficie de la corteza terrestre, localizándose principalmente en los océanos. Tan es así, que si una nave extraterrestre se aproximara a nuestro planeta y justo se encontrara de frente con el océano Pacífico, creería que toda la superficie del planeta es agua al no observar tierras emergidas. Existe un consenso general entre los biólogos, que la vida comenzó en el océano ya que el agua en estado líquido favorece las reacciones y procesos químicos que ocurren en un organismo.

En el agua todo es más fácil. En el océano hay oxígeno disuelto, y los peces por ejemplo simplemente deben abrir su boca para que el agua pase por sus branquias y su sangre se llene de ese oxígeno. En tierra, sin embargo el proceso es más complicado. Los pulmones, por ejemplo, trabajosamente junto al diafragma obligan al aire a entrar y para que el oxígeno pase al torrente sanguíneo necesitan de la presencia de humedad… en un ambiente donde ese recurso no abunda tanto como en el océano.

La flotabilidad del agua hace también todo más fácil. La vida marina no tiene que luchar contra la gravedad; vive en un mundo tridimensional, donde se mueve a sus anchas incluso hacia arriba y hacia abajo. En tierra, por el contrario, los seres vivos deben moverse sobre una superficie bidimensional o en todo caso desarrollar extremidades que sean lo suficientemente fuertes como para levantarse del suelo y vencer a la gravedad. Y si de factores climáticos hablamos, en el océano la temperatura del agua es bastante estable, mientras que en tierra existen grandes amplitudes térmicas, hay luz solar directa, lluvia, nieve y viento.

Sin embargo hoy encontramos que la vida en nuestro planeta excede los océanos. ¿Cómo fue ese salto alguna vez del agua a la tierra? ¿Por qué algunos organismos dejaron la comodidad de un mar para sufrir las inclemencias de una llanura pampeana por ejemplo? La respuesta es simple: al estar el océano lleno de vida, también está lleno de otros animales que pueden comernos. Por ello, en algún momento de la evolución, organismos que comenzaron a vivir sobre la superficie terrestre se encontraron con la ventaja de si bien un mundo con muchos menos recursos, también menos peligros.

¿Y qué hay de la vida en otros planetas de nuestro sistema solar? Y… está difícil. Los más cercanos al caliente sol, como Mercurio o Venus, si tuvieran algo de agua en su gran mayoría se encontraría en estado gaseoso. Por el contrario, en planetas más alejados del sol como Marte y más allá, las temperaturas son tan frías que si existe agua en su gran mayoría está congelada. Y siendo su estado líquido indispensable para la vida tal como la conocemos, el gran ganador es nuestro planeta que está a una distancia del sol tal que permite la existencia de grandes océanos. La próxima vez que vayamos de vacaciones a la costa, brindemos por ese húmedo y basto mar.

por Esteban Nigro

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