Polémica: la FIFA ganó y sacaron a las Malvinas del estadio en Mendoza

En los costados de la histórica pantalla gigante del mundialista Estadio Malvinas Argentinas de Mendoza siempre se pudieron apreciar dos cosas: la bandera de la República Argentina de un lado, y las Islas Malvinas del otro. La reivindicación política detrás de esto lleva muchos años y hasta una guerra que dejó 649 soldados muertos en el territorio que tomó el enemigo inglés durante el Siglo XIX y que todavía mantiene de forma inmoral.

Esta es una causa histórica de la Nación Argentina, más allá de lo que digan las Naciones Unidas, el Reino Unido de Gran Bretaña y hasta los mismísimos “kelpers” que viven en ese territorio austral y que hablan en la lengua de William Shakespeare. Ser argentino es, en parte, ser defensor de una causa que no se negocia y de una bandera que no se baja: las Malvinas son argentinas.

Fue por estas razones que muchos de los argentinos y argentinas que defienden esta causa se vieron alertados y alterados por los cambios que desde la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) impusieron en el Malvinas Argentinas para poder organizar el Mundial Sub-20 en el país. Remarquemos que ese estadio se encuentra al pie de la imponente cordillera de Los Andes, en el corazón del parque General San Martín, a 3 kilómetros del microcentro de la Ciudad de Mendoza.

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Y su nombre “Estadio Malvinas Argentinas” data de 1982, en honor a la gesta argentina en las islas. Hasta esa fecha era llamado “Estadio Ciudad de Mendoza”. Tanto la bandera nacional, como las Islas Malvinas, fueron tapadas con dos carteles con el logo de la actual competición juvenil. Un hecho vergonzoso y repudiable, que lastima la memoria de los 649 soldados que murieron en las Islas y del resto de los sobrevivientes.

La razón radica en que la FIFA durante años ha intentado mantener a la política alejada del fútbol y de las federaciones que integran al organismo. Vale remarcar que el ente rector del fútbol mundial agrupa a más países en su asamblea general que las Naciones Unidas y puede llegar a considerarse un gobierno independiente: el único con autoridad sobre su propio planeta: fútbol. Teniendo esto en cuenta, el organismo presidido por el suizo Gianni Infantino tiene cero tolerancia cuando el gobierno de un país interviene en una Federación, ya que pretenden que la misma se gestione de forma independiente y alejada de la política de turno.

Sin ir más lejos, los estatutos de la FIFA obligan a sus miembros a gestionar sus asuntos de forma independiente y sin la influencia de terceras partes. De no cumplirse este aspecto, el organismo con sede en Zúrich le prohibirá a dicha selección participar de competiciones internacionales, como Eliminatorias o el Mundial, y formará un comité especial que organice elecciones en la Federación de Fútbol interferida por el Gobierno para que gestione ese deporte. Algo por el estilo ocurrió en 2016 en la AFA, cuando Armando Pérez fue elegido presidente de la Comisión de Regularización que tuvo por objetivo reorganizar institucionalmente a la federación local.

De esta manera, uno de los principales principios de la FIFA es que los gobiernos no deben interferir con la gestión del fútbol y  las 208 federaciones nacionales que integran el organismo están obligadas por el estatuto 13.1 de la organización a asegurarse “de que no se produzca ninguna injerencia por parte de terceros en sus asuntos internos”. La interferencia política puede traducirse en la suspensión del país culpable o incluso su exclusión del seno del ente rector.

Es cierto que para el público argentino la consolidación de la organización del actual mundial juvenil en la Argentina fue algo a celebrar como parte de la exitosa gestión de Claudio “El Chiqui” Tapia. Aunque también vale la pena preguntarse cuántos habrían aceptado pagar el precio de la desmemoria sobre los ex combatientes para celebrar el evento en el país. Está de más decir que ninguno regalaría los colores y la memoria por una simple clasificación a un mundial.

Porque, también recordemos, la Selección Argentina sub-20 sólo disputa la competición porque Chiqui Tapia consiguió que la sede sea la Argentina, luego de que la FIFA se la sacara a Indonesia. De todas formas, la causa de las Malvinas Argentinas es innegociable, al menos para todos los argentinos con excepción de los integrantes de la AFA. Y es seguro que esta decisión de tapar las Islas de la pantalla gigante en Mendoza, será repudiada a lo largo y a lo ancho del país.

De hecho, La Cancillería argentina, a través de la Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, le pidió explicaciones al gobierno de Mendoza sobre los hechos ocurridos en el Estadio Malvinas Argentinas. Además, transmitió el firme rechazo de lo ocurrido y solicitó además el “restablecimiento” de los símbolos referidos a Malvinas que hayan sido retirados o invisibilizados. 

Fuente Big Bang News

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