
El Banco Central del Uruguay (BCU) informó el dato de crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) del país durante el primer trimestre, y el resultado fue mejor de lo esperado —en comparación con el mismo trimestre del 2022—: aumentó un 0,9% respecto del final del año pasado. Esto sucede en un contexto en el que se espera, desde el gobierno y desde la mayoría de los organismos financieros del país y del mundo, una desaceleración de la economía uruguaya para este año.
En ese sentido, las autoridades nacionales son las primeras en señalar que el PBI no crecerá tanto como lo hizo el año pasado —un 5%—, afectado principalmente por la sequía histórica que todavía golpea al país y que impactó mayormente en el sector agroexportador. Según la ministra de Economía y Finanzas (MEF), Azucena Arbeleche, el crecimiento del PBI caería casi 3 puntos debido al déficit hídrico, por lo que las estimaciones del gobierno de crecimiento para este año son de apenas un 2% —potencialmente, del 2,1%.
Por su parte, la última Encuesta de Expectativas Económicas del BCU, correspondiente a mayo, señala que la variación del PBI para este año será del 1,45% —según la mediana de las respuestas emitidas por los analistas económicos consultados. Este resultado proyectado es levemente peor que el que se estimaba en abril, cuando la mediana fue del 1,5%.
A nivel local, es el Centro de Investigaciones Económicas (Cinve) el que estima un escenario más estancado, con un crecimiento del PBI nacional de apenas un 1% para el 2023, presionado a la baja mayormente por el extremo impacto de la sequía.
¿Qué proyectan los organismos financieros internacionales?
El Fondo Monetario Internacional (FMI) es el organismo que mejores expectativas tiene para Uruguay, en consonancia con las proyecciones del gobierno. En ese sentido, estima un crecimiento del PBI del 2% para este año, con la sequía como protagonista de la desaceleración; aunque en su análisis mantuvo la “incertidumbre” como un factor que podría modificar las cifras finales.
Por su parte, el Banco Mundial proyectó un crecimiento del 1,8% para el país en un contexto de desaceleración de toda la región latinoamericana, también con los efectos del déficit hídrico en la producción de exportación como el principal motivo del peor desempeño de la actividad económica en comparación con el año pasado.
Finalmente, la Cepal ajustó a la baja su pronóstico para Uruguay, pasando de un crecimiento posible del 2,9% para este año proyectado en diciembre a uno del 2%. De esta forma, se mantiene en sintonía con el FMI y con las perspectivas de las autoridades locales.
En el caso de las financieras, las estimaciones varían bastante aunque, en general, son cercanas a las demás proyecciones. De esta forma, la agencia Fitch Ratings estima un crecimiento del PBI uruguayo del 2,1% en 2023, mientras que Moody’s prevé un incremento del 2% y Euromonitor, del 1,8%. El caso de JP Morgan es el más pesimista, con un pronóstico de crecimiento de apenas el 0,4%.
Fuente Ambito