Los guatemaltecos votan con pronóstico de abstención alta y segunda vuelta en agosto

Foto: AFP.

Una ex primera dama, un diplomático conservador, la hija de un dictador y un diputado oficialista se disputarán este domingo, junto a otros 18 candidatos, la Presidencia de Guatemala, en una jornada que cerrará la primera parte de un proceso electoral marcado por el escepticismo y la judicialización de las postulaciones, y que, según las encuestas, promete prolongar la indefinición hasta una segunda vuelta que se hará en agosto.

La socialdemócrata Sandra Torres, postulada por tercera vez; Zury Ríos, hija del exdictador Efraín Ríos Montt; Edmond Mulet, periodista, exlegislador y diplomático; y Manuel Conde, al frente de la boleta del oficialismo, parecen encaminados a disputar los dos primeros lugares, que son los que habilitan la presencia en un balotaje.

En un país que nunca pudo definir Presidente en la primera vuelta desde su regreso a la democracia, en 1996, la chance de una segunda ronda -si ninguna fórmula logra el 50% más uno de los votos- es vivida casi con naturalidad.

Poco más de 9,3 millones de guatemaltecos están habilitados para elegir alguna de las 23 fórmulas de presidente y vice, diputados nacionales -por distrito único y región- y del Parlamento Centroamericano y alcaldes.

A cada estamento le corresponde una boleta de un color distinto, por lo que el ciudadano recibirá cinco, debe marcar su elección y después votar.

Los comicios, en un país con casi dos terceras partes de su población pobre y una crisis absoluta en el área de seguridad, estarán resguardados por 68.000 agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) -la mayoría de ellos en los 62 municipios considerados de alto riesgo- y 25.700 soldados del Ejército.

Una abstención habitualmente alta, la negativa de las autoridades electorales a autorizar algunas candidaturas y una campaña chata, más que nada de redes sociales, hizo de la campaña un proceso que parece alimentar el descreimiento de la ciudadanía en la clase política.

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“Los ánimos se vieron comprometidos, y en la última semana se vio eso. Hay puntos a destacar, importantes, que marcaron este clima, digamos negativo; flota algo de escepticismo sobre los resultados, sobre el desempeño del tribunal electoral, sobre la veracidad de los datos. Eso no es gratis. Tiene que ver con que la fase de inscripción de candidatos tuvo muchos tropiezos”, explicó Alex Fernando Torres, jefe de la sección Política del diario Prensa Libre, el principal del país.

Torres reseñó que “de hecho, esos tropiezos costaron el registro de cuatro binomios por supuestos problemas judiciales, y esos cuatro tenían altas chances, si no de ganar, sí de competir en los primeros puestos, según las encuestas”.

El periodista evaluó que “esa judicialización del proceso hizo que los ánimos estén cruzados, porque mucha gente cree que hubo manipulación del proceso para favorecer a algunos candidatos y perjudicar a otros”.

Una marca del desencanto se visualiza en la franja de los jóvenes: de 4,5 millones de ciudadanos de entre 18 y 30 años censados, sólo 2,6 millones se anotaron para votar.

Curiosamente, hay validadas cuatro fórmulas más que en 2019. Pero el ruido lo hizo el Tribunal Superior Electoral con las trabas a algunos postulantes.

Por un lado, al Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MPL), cuya candidata era Thelma Cabrera, que fue cuarta hace cuatro años y quedó a apenas 3,6 puntos de ingresar en segunda vuelta.

Cabrera era la candidata indígena y, según el último censo (de 2018) y en base a la autoidentificación de los entrevistados, el 41,7 % de la población se considera maya y un 56 % mestizos.

La exclusión de Cabrera, ratificada por la Corte de Constitucionalidad y la Corte Suprema de Justicia, fue cuestionada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la ONU y la Unión Europea (UE).

El otro binomio presidencial excluido fue el encabezado por Roberto Arzú García, supuestamente por haber hecho campaña anticipada. Y también quedó afuera el empresario Carlos Pineda, por supuestas irregularidades en su proclamación como candidato.

No menos polémica fue la habilitación a Zury Ríos, hija del dictador Ríos Montt, y primera en varias encuestas.

Su registro fue cuestionado porque choca con el artículo 186 de la Constitución, que prohíbe a familiares de quienes hayan participado en golpes de Estado aspirar a cargos ejecutivos. Paradójicamente, eso hizo que quedara afuera de los comicios de 2015 y 2019, pero no esta vez.

Ríos promete emular el plan de seguridad que implementó Nayib Bukele en El Salvador y poner a “Dios y la familia” en el centro de su accionar.

Otra postulación fuerte es la de Sandra Torres, exesposa del expresidente Álvaro Colom y tres veces ya antes candidata a la Presidencia. En 2019 lideró la primera vuelta con un 25% de los votos, pero perdió en la segunda frente a Alejandro Giammattei.

Estuvo detenida en 2019 por supuesto financiamiento irregular en su partido, Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), pero el caso fue cerrado en 2022, y aunque para muchos había llegado el final de su carrera, ahora va, a los 67 años, por otro intento, con algunas posiciones algo más conservadoras.

También repite Mulet, que fue candidato hace cuatro años y salió cuarto. Fundador y candidato de Cabal, Mulet fue embajador en EEUU y la UE, jefe de Gabinete de Ban Ki-moon en la ONU y jefe de la Misión de Estabilización de la ONU en Haití (Minustah), en 2006-2007 y 2010-2011.

Y busca colarse Conde, el elegido de Giammattei, que tuvo en la campaña la ventaja de tener a favor los recursos y la estructura del Estado. En 2019, fue candidato y sumó un 14%.

La casi segura dispersión de votos preanuncia un Congreso fraccionado y las consecuentes dificultades para quien llegue al Palacio Nacional de la Cultura, sede del Ejecutivo.

El cuadro baña de escepticismo lo que pueda pasar mañana, y se espera otra vez una asistencia a las urnas más bien baja.

“El TSE promete masiva participación, pero otros sectores dudan, tienen temores de que la participación no sea importante. Primero, porque tradicionalmente Guatemala tiene un abstencionismo fuerte (35% al 40% en las últimas elecciones), y segundo porque hay un clima de desencanto con la clase política, con una campaña de confrontación, retórica, muchos ataques, pero muy pocas propuestas. No hubo espacios de debate ni análisis”, razonó a Télam el periodista Torres.

La lista de candidatos incluye a Ricardo Sagastume (Todos); Isaac Forchi (Azul); Rafael Espada (Partido Republicano); Luis Lam (Partido de Integración Nacional; Rudio Lecsan Mérida (Partido Humanista); Rudy Guzmán (Nosotros); Amílcar Rivera (Victoria); y Giulio Talamonti (Unión Republicana).

Y completan la nómina Bernardo Arévalo (Movimiento Semilla); Hugo Peña Media (Comunidad Elefante); Samuel Morales (FCN-Nación); Manuel Villacorta (VOS); Álvaro Trujillo Baldizón (Cambio); Amílcar Pop (URNG-Winaq); Julio Rivera Clavería (Mi Familia); Giovanni Reyes Ortiz (BIEN); Francisco Arredondo (CREO); y Armando Castillo (Visión Con Valores).

Fuente Telam

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