Exposición celebra cincuentenario de notoria novela de Manuel Puig

Desde páginas autógrafas a una gran ambientación temática, el Museo del Libro y de la Lengua en la Biblioteca Nacional (Las Heras 2555) presenta hasta julio del año próximo una exposición dedicada a la novela “The Buenos Aires Affair”, de Manuel Puig (1932-1990), de la que este año se cumplen cinco décadas. Aparecida en abril de 1973, “The Buenos Aires Affair” es la tercera novela que el autor de “Boquitas pintadas” (1969) editó a continuación de ese éxito, y la desgraciadamente le valió, un año más tarde, su exilio definitivo en México por las amenazas que recibió durante el período de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) bajo la sombre de José López Rega, cuando se censuró ese y otros tantos libros, censura que continuó tras el golpe militar de 1976. La novela fue acusada de contener lenguaje explícito sobre violencia y sexo. Esta novela reveló también su dimensión como escritura política en el sentido de que expresa una época enrarecida y anticipa mucho de lo que vendrá.

“The Buenos Aires Affair” funciona como thriller -comienza con un misterio, la desaparición de Gladys- y es considerada la ficción más experimental de Puig, aun cuando reitera algunas marcas de otros de sus libros, como su vinculación con lo policial, la artificialidad, los cruces de estilos narrativos, la baja y alta cultura o la influencia del cine (cada capítulo empieza con una escena de una película de Hollywood).

Esteban Bitesnik, a cargo del equipo curatorial de la exposición, Puig venía de “un momento de mucha popularidad” y esta novela “va a ser como un golpe. Es una novela muy importante con un fuerte carácter experimental. Eso la crítica lo va a notar y va a ser mal recibida porque no va a tener la misma recepción que habían tenido sus dos novelas anteriores, ‘La traición de Rita Hayworth’ y ‘Boquitas pintadas’”. Puig cambia el escenario de pueblo a ciudad. Ambientada entre 1930 y 1969, la novela en clave negra narra los dos últimos días en la vida de Leo Druscovich y el pasado de Gladys, la artista plástica cuya desaparición en una casa de playa envuelve a la trama para volver sobre la vida de los dos personajes.

Para el escritor colombiano Mario Mendoza, quien estuvo a cargo del prólogo en la edición que lanzó el año pasado editorial Planeta como parte de un plan de recuperación de la obra de Puig, la novela habla de un tiempo: “Puig publica ‘The Buenos Aires Affair’ y quedan establecidas las nuevas reglas: polifonías, narrativas no lineales, voces, murmullos, distopías que se van apoderando poco a poco de los personajes. Un estallido brutal y desordenado que nos anticipa el horror por venir”. Mendoza se refiere a que “la ciudad arquetipo del siglo XIX es París. Todas las ciudades quieren ser como ella, todos los artistas sienten que deben conocerla para poder legitimarse como tales. A cimientos del siglo XX el arquetipo cambia y la ciudad insigne es Nueva York, la ciudad que es como una colcha de retazos, la ciudad que las contiene a todas: el barrio latino, Chinatown, Little Italy. Todas las ciudades en una sola ciudad. Pero a finales del siglo XX el arquetipo vuelve a girar porque el esquema ya no es el progreso, sino la entropía, el caos: son las ciudades tercermundistas, Calcuta, Bangkok, Ciudad de México, Buenos Aires, Río de Janeiro”.

Con material que proviene del archivo de su hermano, Carlos Puig, la muestra dedicada a “The Buenos Aires Affair” exhibe en vitrinas numerosas ediciones, páginas mecanografiadas, correcciones y papeles que revelan el efecto de la obra pero también el proceso de trabajo. Puig dedicó cuatro años a escribirla. Cuenta Bitesnik que se trata de la obra “más trabajada por Manuel Puig y eso se nota rápidamente en el archivo. Los estudios genéticos también demuestran el trabajo laborioso que tuvo la novela”. Además del detrás de escena de la cocina de escritura y corrección, se pueden ver fotografías y recortes de revistas, como entrevistas, afiches de películas (la adaptación de “Boquitas pintadas” que dirigió Leopoldo Torre Nilsson) o afiches de festivales en los que participó el escritor nacido en General Villegas, así como también la primera edición del libro y sus posteriores traducciones y reediciones.

La exposición se presenta como una instalación ambientada en distintos escenarios, a la que se ingresa a través de la presencia de un cine clausurado: “Está planteada como una suerte de secciones con distintas escenografías alrededor de la novela que creemos que son trascendentales”, sostiene Bitesnik sobre este recorrido que pasa por una comisaría, un baldío o la habitación de Gladys, la protagonista, donde se proyectan los fragmentos referidos a películas de Hollywood. Como toda muestra que tiene como objeto un libro, dice el gestor y miembro del equipo curatorial, la idea es que quienes leyeron la novela encuentren referencias para ampliar su experiencia literaria, pero también que “el visitante que nunca leyó la novela salga del museo con ganas de ir a leerla”.

Para el equipo curatorial, la novela contiene tres profecías y eso es lo que reflejaron en el recorrido: la represión cultural, los crímenes de odio y la tortura. En ese sentido, revela mucho de un “contexto de época donde empieza a vivirse esa suerte de cambio político asfixiante que va a suceder después con la dictadura militar”, señala Bitesnik. Así, una profecía es “la clausura de un cine de barrio donde ya vemos la amenaza sobre lo cultural, lo que sería después el Proceso y la mirada de la represión sobre la cultura. Luego, hay otra vinculada a los crímenes de odio en minorías sexuales y tiene que ver con el nudo de la novela que es el asesinato, la violación. Y la tercera tiene que ver con la tortura, la picana. En ese sentido, las condiciones materiales de escritura de esta novela están con una antena en todos estos aspectos”. Y contextualiza: “Se está terminando la década del 60 a nivel político, social y económico. Suceden un montón de cosas a nivel local y a nivel mundial: la separación de The Beatles, Vietnam, el Flower Power, el hippismo, el Pop Art, el expresionismo abstracto. Todo ese contexto Puig lo maneja a lo largo de esta novela pero también en otros libros”.

Fuente Ambito

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