Fue la estrella de un reality, se probó en Real Madrid y una lesión le arruinó su sueño: ahora se gana la vida como camionero

Fútbol. Vivimos en un país en dónde esa palabra puede significar muchas cosas. Una tierra que lo vive, lo disfruta, lo respira, lo ama, lo sufre y lo sueña. ¿Cuántos argentinos han añorado alguna vez poder convertirse en un futbolista profesional? ni el mejor matemático en la historia de la humanidad podría hacer el cálculo exacto para conocer la respuesta a esa pregunta. Hoy te traemos la increíble historia de uno de los millones de casos.

Aimar Centeno es quizás un nombre que te puedas llegar a acordar si viviste a flor de piel los principios de los 2000. El hoy camionero fue el ganador de un famoso reality conducido por Mario Pergolini en 2002 llamado “Camino a la Gloria”, programa que te llevaba a tener la posibilidad de probarte con el Real Madrid.

Seguramente creerás que la competición televisiva llevaba al ganador a probarse en las divisiones inferiores del Merengue o para pertenecer al equipo filial denominado Castilla. Si esa es tu percepción te equivocás: el reality te daba la posibilidad de medirte con el primer equipo del Real, donde se encontraban jugadores como Ronaldo Nazario, Luis Figo, Roberto Carlos, David Beckham, Zinedine Zidane, entre otros.

Lamentablemente para el oriundo de un pueblo del interior de la Provincia, a 300 kilómetros de Ciudad Autónoma, el sueño que parecía ser una realidad se esfumó en una cuestión de segundos: ¿Qué fue lo que pasó?

La historia de Aimar Centeno, la promesa que se probó en Real Madrid

Corría el invierno de 2002 y miles de adolescentes rodearon el Campo Argentino de Polo en Palermo. Chicos llenos de ilusiones se congregaban en una fresca madrugada de Buenos Aires para poder ingresar al establecimiento que abría sus puertas de 7 a 9. Todo aquel que pasó por esa puerta tuvo la chance de participar en Camino a la Gloria, el reality que pregonaba que iba a sacar a la “próxima estrella del fútbol”.

A las cuatro de la mañana un pibe nacido en Agustín Roca, pueblo cercano a Junín, llegó a la inmensa fila de chicos. A la 8.50 aquel adolescente de 16 años llamado Aimar Centeno ingresó al lugar, formando parte de las 12.000 almas de entre 14 a 17 años que participaron en aquel recordado programa.

Embed – CAMINO A LA GLORIA – CAPITULO 1 – CANAL 13 – 2002

Para ganar el reality televisado por Canal 13 tenías que cumplir un objetivo: ser el mejor de todos. Claramente, para ser elegido por Roberto Perfumo, José Basualdo, Roberto Castrilli y Carlos Javier MaccAllister tenías que reunir ciertas condiciones. Aimar logró robarse la mirada de los jueces que lo eligieron como ganador del programa. “Prepará el bolso que nos vamos para España”, le dijo aquel chico a Roberto, su padre.

Al bajar del avión lo recibieron al joven como una futura estrella del fútbol. Un productor del programa lo llevó a recorrer las calles de la ciudad capital española en un Fiat Stilo deportivo que hacía cada vez más irreal el cuento. Una vez llegado al club Emilio Butragueño y Jorge Valdano le dieron la bienvenida. Además, Aimar se encontró con Esteban “Cuchu” Cambiasso que le dijo a Roberto que “cualquier cosa que necesite le avise”, como una especie de apadrinamiento que suelen tomar los jugadores de fútbol ya formados con los chicos que inician su camino en otro país.

Luego de todo eso, Centeno llegó al vestuario con la ropa oficial del Real Madrid y con los jugadores: Makelele, Ronaldo, y entre otros tantos cracks dirigidos por el famoso entrenador Míchel González. Cualquier pibe de 16 años, y más también, dirían la icónica frase “pellizcame que estoy soñando”. Después de eso a entrenar.

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Lamentablemente para Aimar, el sueño que era realmente de película se terminó de manera muy efímera. Una lesión mientras corría en el primer entrenamiento lo sacó de la cancha. Pese al intento fallido de querer continuar, se le había acabado la chance a la “futura estrella”. “Sabía que no era una prueba más, que no era fácil y que era una posibilidad muy grande la de no quedar. No soy de mirar atrás, soy consciente de dónde estaba”, asimiló Aimar Centeno en una entrevista para Infobae.

El regreso al país fue con una frustración muy grande. Sin embargo, el ganador de Camino a la Gloria no se despegaría de su anhelo tan fácilmente. Primero tuvo un llamado de River para que se pruebe en la categoría 86, donde brillaron Augusto Fernández y Radamel Falcao. Allí estuvo un año hasta pasar a Chacarita donde estuvo otro año más. Al finalizar el año, Centeno quedó libre del Funebrero lo que lo dejó sin demasiadas ganas de seguir: “Quedé libre a fin de año en Chaca y no quise jugar más”.

A partir de acá el fútbol empezó a ser más un pasatiempo, como lo es para la mayoría de los argentinos. Pese a eso jugó para las inferiores de Sarmiento de Junín, con un fugaz recorrido en Teodolina FC, pero al no tener oportunidades en primera decidió empezar a trabajar mientras jugaba al fútbol.

Qué fue de la vida de Aimar Centeno tras el fútbol

Con la idea más asentada de dejar el fútbol, empezó a priorizar más las distintas profesiones que fue adoptando. Primero fue conserje de un hotel donde trabajaba de 00 a 08 y al finalizar su turno se iba a entrenar. De todas formas no abandonó por completo su pasión y jugó 10 años para el Origone FC, club que compite en la liga regional de su pueblo. Mientras disfrutaba de manera ameteur en ese equipo Centeno se desarrolló como un vendedor de gaseosas.

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Luego de años mezclando ambos mundos, Aimar tuvo que priorizar el trabajo: “El fútbol lo era todo hasta que empecé a trabajar acá. Antes era primero el fútbol y después el laburo, me arreglaba los horarios para poder entrenar. Ahora es al revés. Dejé el fútbol el año pasado porque no me dan los horarios para entrenar”, explicó en 2018 para Infobae el que hoy se dedica a hacer repartos con su camioneta.

De ganador de un reality y probarse en el Real Madrid a haber sido conserje, vendedor y camionero recorriendo un promedio de 1000 kilómetros por día. La historia de Aimar Centeno queda guardada en una carpeta especial en el interminable archivo de historias de jugadores que no pudieron cumplir su sueño: ser profesional y vivir del fútbol.

Fuente Ambito

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