Lautaro Martínez, el goleador que trajo a casa una nueva Copa América

Sus primeros entrenadores pueden atestiguar que El Toro, como se lo conoce cariñosamente, siempre tuvo la capacidad de volver más fuerte.

Vivir y respirar fútbol

Martínez nació en la ciudad portuaria de Bahía Blanca, en la provincia de Buenos Aires, que en realidad es más famosa por el básquet: tres de los 12 medallistas de oro en básquet de Atenas 2004 nacieron ahí, incluido Emanuel “Manu” Ginóbili. Pero Martínez proviene de una familia de futbolistas: su padre Mario era profesional y jugó cinco temporadas en la Primera B, la segunda división del país, con Villa Mitre.

Esa experiencia le ayudó a comprender desde muy joven qué se necesitaba para ser profesional, dice Alberto Desideri, el primer entrenador de Martínez en el Club Atlético Liniers, el equipo de su ciudad.

“Se concentraba en lo que tenía que comer, aprovechando al máximo cada sesión de entrenamiento y haciendo el trabajo duro en el gimnasio”, dijo Desideri al Herald. “La mayoría de los jugadores jóvenes necesitan que se los empuje en esa dirección, pero él ya lo tenía dentro”.

Martínez nunca se resistió a los madrugones, sin importar el clima. “Si agendábamos el entrenamiento a las 8 de la mañana, él estaba encantado, porque eso quería decir que podía pasar más tiempo jugando”, recordó Guillermo Puliafito, coordinador de las juveniles de Liniers cuando el Toro ascendía en las filas. Ubicada a unos 600 kilómetros al sur de la ciudad de Buenos Aires, Bahía Blanca se encuentra más cerca de muchos destinos turísticos de la Patagonia que la capital, y en invierno las temperaturas pueden caer bajo cero.

“Él y su hermano Alan recorrían cinco o seis kilómetros en bicicleta para llegar al entrenamiento y llegaban con una sonrisa en la cara”, dijo Pulafito. “Esa fue siempre su mentalidad”.

El hijo de Desideri tenía la edad de Martínez y los recogía de los entrenamientos. El joven Martínez solía sentarse en el asiento de atrás, discutiendo tácticas de camino a casa.

“Hablaba del próximo partido, de quién estaba jugando bien en el equipo rival, con quién tendríamos que tener cuidado”, afirmó el técnico. Posteriormente, dirigió a Martínez en sus únicos partidos con la primera de Liniers en la liga regional de Bahía Blanca, antes de mudarse a Racing Club. “Era como otro DT, concentrado en el juego”, recordó.

Siempre dando lo mejor de sí

Además de todo ese arduo trabajo y concentración, desde que era muy joven quedó claro que Martínez tenía un don. La liga regional de Bahía Blanca es una de las más fuertes del país y varios jugadores de los clubes de esa ciudad se convirtieron en profesionales. Aun así, según Desideri, Martínez dominó la categoría Sub-10, para desesperación de sus rivales.

“A esa edad, los arqueros generalmente no llegan al travesaño”, dijo, “así que cada vez que pateábamos un tiro libre cerca del área rival él podía marcar, porque tenía un tiro increíblemente potente”.

En un partido contra Olimpo, uno de los equipos más grandes de la división, el técnico rival incluso le pidió a Desideri que lo sacara a Martínez. Ya había hecho dos goles en el primer tiempo y el técnico temía que les diera demasiada ventaja. Desideri se negó y Martínez hizo dos goles más. Liniers ganó 6-2.

Según Puliafito, Martínez también se destacó en puestos desconocidos, como cuando Liniers tuvo que enfrentar a equipos difíciles en los torneos.

“A veces no podíamos pasar la línea del medio campo, y Lautaro no llegaba a tocar la pelota”, recuerda. “Así que lo mandamos a jugar como defensor e instantáneamente se convirtió en el mejor jugador de la cancha, a pesar de que había entrenado para eso. Nunca se quejó, porque su mentalidad siempre estaba dando lo mejor de sí”.

Esa mentalidad llamó la atención del entrenador del equipo juvenil de Racing Club, Fabio Radaelli, en un viaje a Bahía Blanca, donde Martínez dio sus primeros pasos como jugador profesional.

De vuelta donde todo empezó

Martínez se mudó al Racing Club, un grande del fútbol argentino, en el suburbio de Avellaneda, en Buenos Aires, en enero de 2014. Vivir en una nueva ciudad con solo 16 años, pronto le provocó nostalgia. Con el apoyo de su familia y compañeros de equipo, decidió mantener el rumbo.

Su debut en primera llegaría casi dos años después, el 31 de octubre de 2015, cuando sustituyó a la leyenda del club Diego Milito en el minuto 78 de un partido contra Crucero del Norte. En noviembre de 2016 hizo su primer gol con la camiseta de la Academia, aprovechando un centro de otro ganador de Qatar 2022, Marcos Acuña, contra Huracán.

Hizo 27 goles en 62 partidos con Racing, atrayendo el interés del gigante italiano Inter de Milán. En julio de 2018 firmó con el equipo milanés por unos 20 millones de euros.

En el Inter, Martínez se convirtió en uno de los mejores delanteros del mundo. Ganó títulos de la Serie A en 2020-21 y 2023-24, cuando también fue el máximo goleador de la liga. En 2023, llevó al histórico equipo a su primera final de la UEFA Champions League desde 2010.

Martínez, sin embargo, nunca olvidó sus raíces. Como jugador de Racing Club, recibió al equipo de Liniers que viajó a Buenos Aires para jugar contra la Academia. Después de ganar la Copa América en 2021, estuvo 10 días en Bahía Blanca y entrenó con el plantel de Liniers durante nueve de ellos. “Se disculpó por el día que se perdió”, dijo Puliafito. “Se quedó firmando autógrafos para una fila enorme de chicos de su barrio”.

Para sus entrenadores, ver a Martínez es motivo de mucho orgullo pero también de admiración por su trabajo. “Cada uno pone su granito de arena”, dijo Desideri, quien también entrenó a jugadores argentinos de primer nivel como Agustín Bouzat y Francisco Pizzini. “La familia da lo que les permite el dinero, el jugador lo da todo y los entrenadores y el club dan lo que pueden. Verlo a él ahí es increíble”.

El resurgimiento de Martínez en la Copa América 2024 se puede explicar de manera similar. La experiencia y el apoyo de su familia, su determinación de triunfar y el respaldo inquebrantable de sus entrenadores han dado forma a un jugador que nunca se rindió. La selección argentina está disfrutando del resultado de un proceso que comenzó hace mucho tiempo en Bahía Blanca.

Fuente Ambito

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