Nelson Mandela pasó 27 años encarcelado y a nosotros el sólo hecho de tener que borrar 27 días del calendario se nos hace una eternidad.
Pero bien podemos actuar
de manera mandeliana y aprovechar este tiempo extra para pensar y reflexionar sobre el sentido de la vida, el valor de la amistad, el manto solidario, las prioridades, el acompañamiento familiar. Conscientes de que la vida a veces no nos da lo que queremos, sino lo que necesitamos.
Mandela sabía que antes de actuar debía primero poner en orden sus pensamientos, madurar, comparar, estudiar, meditar, recapitular, analizar una y mil veces cada tema y situación antes de dar a conocer el bando de batalla. Pensar y repensar. Él lo supo mejor que nadie. No se toma así nomás la crucial decisión de convencerse de que “Sin perdón no hay futuro” (NdeR: título de un libro sobre el apartheid sudafricano escrito por el Nobel de la Paz Desmond Tutu).
En estos días el recuerdo de su accionar, de alguna manera nos da una mano, nos invita a meditar, a unirnos, conscientes de nuestra finitud y que entre parir y partir hay sólo una letra de diferencia.
Dentro de estas reflexiones seguramente debemos incluir el no buscar respuestas al por qué, sino encontrar sentido al para qué.
Mandela tenía la metódica rutina de hacerse la cama en todo lugar: en su casa, en su celda, hasta en las suites presidenciales. Realizaba sus ejercicios físicos en la celda en un mínimo espacio y decidió perfeccionar los actos más rutinarios, como lavar su ropa, elevándolos al altar de la perfección. Flexión y reflexión es la clave. Y no abandonar la rutina.
Poder tener tiempo extra para reflexionar sobre la caridad e incluso la filosofía africana que dice“Yo soy por que tú eres” y que Mandela aplicó.
“Al salir por la puerta hacia la libertad sabía que si no dejaba atrás toda la ira, el odio o el resentimiento, seguiría siendo un prisionero’’, dijo Mandela. En nuestro caso, nosotros no estamos prisioneros, sólo estamos preservados. Y no estamos solos. Nos acompañan los seres más amados y los objetos más queridos y con quienes convivimos.
Hoy nos encontramos doblemente de rodillas, bajo el yugo del circunstancial invasor y ante Dios, rogándole el cese de su acción.
Sólo nos resta reflexionar sobre la heroica tarea de médicos y enfermeros.
La ‘V’ de la victoria que conforma el escote de los camisolines sanitarios nos habla de la entrega sin límites de estos héroes y la decisión de ponerle pecho a las balas, luchando sin descanso contra el virus. “Coronados de gloria vivamos o juremos con gloria morir.’’
Rafael Jijena Sánchez
rafaeljijenasanchez@gmail.com
OTRAS CARTAS
Trabajo y jubilados en tiempos de una pandemia
Con poca o nula actividad debido a la cuarentena, algunos sectores piden ayuda económica. Foto: Xinhua
- A raíz de una nota publicada hace unos días sobre los nuevos desocupados, quiero contar que somos un estudio de fotografía dedicado exclusivamente a la cobertura de imágenes y video en eventos sociales y empresariales. Solemos cubrir más de un evento por viernes, sábado o domingo. Por esto subcontratamos fotógrafos y videógrafos.
Ahora nos encontramos ante semejante situación, que obviamente no es algo que se pueda anticipar o controlar. Vemos que se ha brindado contención económica. Pero nosotros no entramos dentro de los parámetros para recibir ayuda: somos monotributistas de categoría superior a las estipuladas. Mientras tanto, debemos seguir pagando el alquiler de nuestro local/estudio y pagar sus impuestos.
A todo lo anterior hay que sumarle, sin entrada económica, los gastos que genera un hogar con dos adultos y dos niños en edad escolar, alimentos, cuotas de deudas y vestimenta, entre otros desembolsos.
Por otra parte, es probable que la “normalidad” vaya a ir en etapas. Y es muy cierto y obvio que a nuestro rubro le lleve mucho más tiempo que a otros. Quizás sea uno de los últimos en reactivarse. Gracias a nuestra organización contábamos con ahorros para cubrir alguna que otra emergencia, pero esto nunca lo hubiéramos imaginado.
Esta carta es una especie de descargo para mí y para muchas otras familias que están en la misma situación y para que alguien que esté en algún cargo pueda brindarnos algún tipo de contención.
Fernando Gabriel Pinto
centrointegralfotografico@hotmail.com
- Viendo lo que ocurrió el viernes pasado con la multitud de jubilados frente a los bancos quiero centrarme en que el 70% tiene tarjeta de débito. Pero las instituciones bancarias se ocupan poco de sus clientes chicos. Entonces se me ocurre que ellas mismas deberían haber comenzado hace tiempo a enseñar el uso electrónico como medio de pago.
Podrían instruir con paciencia, método y con muchos spots diarios. También habría que revisar los padrones para ver quiénes no tienen tarjetas y enviárselas. Se lograría a través este recurso que vaya menos gente al banco en el futuro. Unas palabras para los empleados: No olviden que tarde o temprano serán jubilados y, de última, los clientes les pagan los sueldos.
José Roizenberg
cachoroi@hotmail.com
Incentivos para explotar espacios vacíos
La Patagonia (foto) y toda la Argentina tiene enormes espacios sin habitar.
En nuestra Patria existen numerosos espacios vacíos, especialmente en el Sur, que están expuestos a perderse en un mundo de emigrantes, con tierras vírgenes que producen frutas, verduras, minerales, ganado vacuno, caprino, lanar, floricultura, materiales de construcción.
Para explotarlos hacen falta dos medidas importantes que debiera tomar el gobierno o que el Congreso las declare Leyes nacionales.
En ninguna parte del mundo los inmigrantes se radican donde se les antoja, sino que son ubicados de acuerdo a las posibilidades de trabajo. Esta disposición la puede tomar el Ministerio de Relaciones Exteriores, si es que no requiere una ley o decreto.
El segundo aspecto es crearles a los inmigrantes un incentivo mediante distintas medidas, como la cesión de tierras del Estado a un precio y tiempo razonable, exenciones impositivas, préstamos, créditos. Además de una infraestructura para que puedan levantar su vivienda sin ningún edificio torre. El tiempo dará a conocer los beneficios en un mundo superpoblado con una Argentina que ha descuidado su territorio y destruido su patrimonio.
Ana Sofía Aráoz De Lamadrid
luispedrazzini@fibertel.com.ar
También hay que cuidarse de otras enfermedades
Mientras el coronavirus tiene toda la atención, enfermedades como el dengue no dan tregua.
Aparte de la crítica situación que enfrentamos con el Covid-19, tenemos otros tres graves problemas de salud: dengue, zika y chikungunya.
Una de las medidas que recomiendan los expertos y las autoridades es no tener lugares que faciliten la multiplicación y desarrollo del mosquito que las transmite (pastizales, charcos, depósitos de agua, piletas de natación). Creo que los municipios tendrían que autorizar el trabajo que cumplen los jardineros para cortar el pasto, de pileteros, fumigadores o comerciantes que repartan cloro.
No se trata de tener un jardín bonito o una pileta de natación donde nadar tranquilos. Se trata de evitar los contagios de estas tres enfermedades. Además, implicaría un ingreso de dinero a las personas que se dedican a estas labores y que actualmente están sin trabajo.
Por otra parte, podría ser casi fatal tener que enfrentar cualquiera de nosotros un tratamiento por dengue en medio de una pandemia de Covid-19. Sería como echar más leña al fuego.
Luis Galeano
tangoconga01@gmail.com
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