Shailene Woodley: triángulo amoroso, coordinador de intimidad e improvisación

Shailene Woodley no está acostumbrada a estar en casa. Desde que empezó a actuar a los 5 años ha pasado gran parte de su vida en el set de programas de

televisión (O.C.: Vidas ajenas y La vida secreta de la adolescente americana), en películas (la franquicia Divergente y Los descendientes) y más recientemente en dos temporadas del éxito de HBO Big Little Lies, en el que interpreta a la atribulada madre soltera Jane.

Pero ahora que el coronavirus ha alterado todo, Woodley, de 28 años, se ha refugiado en su casa durante las últimas semanas, distanciándose socialmente de toda compañía excepto su perro. Es el período más largo que ha vivido en su propia casa desde que tenía 17 años.

Y para ser sinceros-.., empieza a encantarle.

“Soy introvertida dentro de los introvertidos”, me dijo Woodley esta semana por teléfono, “así que esto me parece el paraíso en muchos sentidos porque no tengo que hablar con la gente, no tengo que tratar con personas, ni siquiera tengo que mirarlas. Puedo hacer el rol de extrovertida cuando lo necesito -es una parte importante de mi trabajo-, pero mi lugar feliz es honestamente estar sola”.

Normalmente, Woodley se estaría preparando para una gira de prensa para promover su nueva película Endings, Beginnings (tentativamente Finales, principios), pero con los cines cerrados la película se estrenó on demand. En este drama romántico dirigido por Drake Doremus (Like Crazy), Woodley interpreta a Daphne, una joven dividida entre salir con dos mejores amigos: Jack (Jamie Dornan), un chico muy agradable que le da estabilidad y tranquilidad, y Frank (Sebastian Stan), que es más rebelde, difícil de controlar y mejor en la cama.

Gran parte de la película es improvisada, lo cual les planteó un desafío único a Woodley y sus coprotagonistas.

Shailene Woodley y su coprotagonista Jamie Dornan, en la película “Endings, Beginnings”.

“Vos entendés los elementos que crean a una persona en particular y le ponés límites a eso”, comentó Shailene, “pero lo que pasa en las películas de Drake Doremus es que en realidad no establecés un personaje: en cierto modo aparecés como vos misma”.

Woodley también habló sobre su nueva visión de su carrera y sus problemas de salud a los 20 años. 

-Cuando no sabés qué líneas de diálogo están a punto de salir de tu boca, ¿cómo cambia eso tu relación con el personaje que estás interpretando?

-Para mí, cuando construyo un personaje, todo lo que hago es experimentar con diferentes matices y colores de quien soy personalmente. Daphne es un color de mí misma que tuve que explorar, pero hablé siempre como Shailene, desde un lugar dentro de mi propio corazón. Creo que ella es un poco de mi alter ego.

-¿Cómo es eso?

-Cuando tenía 18 años me mudé a una cabaña en medio de bosques, sin celular, sin wifi. Soy solitaria y en Daphne debí explorar algo de mi parte más extrovertida, la que podía salir, ser libre y vivir sueltamente. Fue divertido ponerme en posición de pensar “Si no me preocuparan las consecuencias de tomar todas estas drogas y quedarme en un bar paquete de Silver Lake hasta las 2 de la mañana, ¿cómo sería la cosa?”. Porque no es algo que yo fuera a permitirme hacer.

-¿Cómo encarás una escena de amor de forma diferente cuando hay en ella un nivel de improvisación considerable?

-Por suerte nuestras escenas íntimas fueron al final del rodaje, así que tenía un gran nivel de confianza con los actores. En una escena, Sebastian me levantó y me llevó al otro lado de la habitación mientras la cámara nos seguía, y resultó una escena de sexo completamente diferente a la que terminó quedando en la película. Pero debimos explorar todas las distintas partes de la naturaleza física de esas dos personas para llegar a la esencia de lo que funcionaba para esta película desde el punto de vista temático.

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-¿Hubo un coordinador de intimidad?

-A mí los coordinadores de intimidad me hacen sentir incómoda, porque siento que son otro par de ojos que no necesito. Pero no tengo problemas en detener la filmación cuando me siento incómoda, y creo que no es el caso de mucha gente, así que me parece maravilloso que haya un cordón salvavidas en el que la gente pueda confiar para saber que está protegida. Dicho esto, lo mejor que puede hacer un director es preguntarles de entrada a los actores: “¿Con qué te sentís cómodo? ¿Cuáles son tus límites?”.

Shailene Woodley, en una premiere de “Big Little Lies”. Foto: Joel C Ryan/Invision/AP

-Siempre hay una tensión en los triángulos amorosos del cine que te hace preguntarte con quién terminará el personaje principal, pero mientras veía Endings, Beginnings pensé “¿Qué tendría de malo que Daphne siguiera viendo a los dos hombres, si eso fuera algo que pueden hacer funcionar?”

-Mirá, yo he vivido las dos cosas, tanto una relación abierta como una profundamente monógama, y creo que estamos en una época en la que no debería haber reglas salvo las establecidas por las dos personas de la pareja, o las tres personas, ¡lo que mantenga tu barco a flote! Pero tiene que haber un nivel de responsabilidad en la dinámica de cualquier relación, y esa responsabilidad es simplemente honestidad, comunicación y confianza. Fuera de eso, realmente no es asunto nuestro lo que la gente elija hacer con su vida.

-Y esta situación no tiene que ver necesariamente con que Daphne intente darse cuenta de qué tipo le gusta más. Se trata también de que ellos proponen diferentes versiones de quien ella misma podría ser.

-Totalmente. Estamos condicionados socialmente para suponer que una persona puede ser nuestra meta, lo único que importa. Es un concepto en el que he estado pensando a menudo en estos momentos, porque estoy muy soltera (después de haber estado durante años en pareja con el jugador de rugby Ben Volavola) y he elegido estar soltera durante un tiempo. La idea de estar con alguien… ¿es sólo porque te has enamorado de esa persona o porque hay una novedad para entenderte a vos misma a través de lo que esa persona te puede ofrecer?

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-Daphne pasa gran parte de la película tratando de desentrañar su pasado. Vos ahora tenés 28 años, te estás acercando al final de tus veintes. Cuando pensás en cómo eras hace 10 años, ¿te ves muy diferente?

– Al final de mi adolescencia tenía una idea fuerte de mi identidad y del significado de mi vida, pero luego pasé por una relación abusiva. Eso combinado con, sinceramente, el éxito comercial que tuve en esta profesión, comenzó a desgastar mi fortaleza. En mis veintitantos me sentí un poco como si estuviera en un lavarropas donde te tiran a todas partes. De adolescente y de chica, siempre pensé que actuar era un hobby y nunca quise que la idea de convertirlo en carrera me quitara la pasión por la interpretación. Pero a lo largo de los veintipico hubo un montón de tiempo en el que el miedo, la ansiedad y la competencia estaban claramente en el centro de mi mente y mi ego de una manera en que no lo estuvieron cuando era más joven.

-¿Eso estaba impulsado por la industria o eran cosas que estaban muy dentro tuyo y tuviste que aprender a manejarlas?

– Creo que probablemente haya sido una mezcla de las dos cosas. Todavía no he hablado mucho de esto públicamente, y algún día lo haré, pero estuve muy, muy enferma a principios de mis 20 años. Mientras hacía las películas de Divergente y trabajaba arduamente, también luchaba con una situación física sumamente personal y aterradora. Por eso dije que no a muchas oportunidades, porque necesitaba mejorarme, y esos trabajos terminaron siendo para colegas mías a las que adoro. Tuvieron mucho éxito, pero había una gran cantidad de gente que decía: “No deberías haber dejado pasar eso” o “No deberías haberte enfermado”. Eso se combinaba con mi propio proceso interno de: “¿Voy a sobrevivir a lo que estoy pasando ahora y estar sana siempre, o siquiera tener la oportunidad de trabajar de nuevo en proyectos que me apasionan debido a la situación en que estoy?”. Estaba en un punto en el que no veía otra opción que rendirme y dejar ir mi carrera, y eso sacó a relucir una voz negativa en mi cabeza que después siguió dando vueltas durante años y años.

-¿Y ahora cómo te sentís?

-Ahora estoy del otro lado, gracias a Dios. Gran parte de los últimos años me he ocupado de mi salud mental, y es un proceso lento. Pero debido a ese trabajo me siento muy arraigada y enraizada en lo que soy y muy consciente de todo en mi vida, ya sea mi profesión, mis relaciones o mi propio valor interno. Me siento muy agradecida de haber caminado por esa línea de fuego, porque ahora sé a qué no quiero volver nunca más.

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The New York Times y Clarín

Traducción: Román García Azcárate

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