Es pero no parece… el diseño de Lavín para sobrevivir a la pandemia

Parece incombustible, dicen que tiene más vidas políticas que un gato, que siempre renace de las cenizas y que se ha reinventado muchas veces. Incluso, no son pocos los que consideran

que “no hay con que darle” para hacer tambalear la supremacía del alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín, en las encuestas. Pero eso no es tan así, la sobre exposición mediática, a ratos le juegan malas pasadas y abre espacios para que otros similares a él, como los ediles de Puente Alto, Germán Codina, y de La Florida, Rodolfo Carter, aparezcan como nubarrones en su horizonte con riesgo de eclipsarlo.

Es cierto que desde el 2018 el mediático alcalde UDI ha mantenido su liderazgo en las encuestas, que sobrevivió políticamente -en la medida de lo posible- al estallido social de octubre y ahora, intenta lo mismo con la pandemia.  Pero eso no es suficiente, Lavín carga con un pasado que le pesa y del que no está exento de repetir: Y es que en las dos ocasiones en que ya compitió formalmente como candidato presidencial, lidero por años las encuestas, pero naufragó en el tramo de la carrera.

Le ocurrió en las presidencial es de 1999, cuando se enfrentó al ex Presidente, Ricardo Lagos Escobar, y perdió en segunda vuelta por fallo fotográfico, de treinta mil votos de diferencia, es decir, un voto por mesa y, luego, en el 2005, cuando el Presidente, Sebastián Piñera, se interpuso en su camino solo ocho meses antes de la elección, dejándolo en el camino. El 2009 también se quedó con los crespos hechos, pero a nivel senatorial, postuló como senador a la V Costa, incluso apostó que ganaba con una distancia de cinco puntos a su favor, pero el escaño se lo arrebató el RN, Francisco Chahuan.

Por eso ahora Lavín es cauto, para no repetir su historia. Su apuesta hasta ahora ha sido el desmarque de su partido, de la UDI, asumió el papel de outsider, tomó distancia de los suyos y del propio Gobierno como estrategia de sobrevivencia. Pero dicha distancia es solo frente a las cámaras, porque su círculo de hierro sigue siendo parte del corazón mismo del gremialismo e incluso, en coordinación permanente con esta colectividad.

En ese sentido, el académico de la Universidad de Milán, Kenneth Bunker, afirmó que lo que sucedió en ese momento es que “Lavín se acercó a la narrativa del Gobierno, cosa que no había hecho antes y le fue mal, en ese inter tanto, permitió que entraran alcaldes que están haciendo su mismo papel, el del alcalde de derecha desconectado de su coalición y que critican el actuar del Gobierno”. A la luz de los resultados, Búnker agregó que la mejor recomendación para Lavín es que “hacia adelante el camino propio siempre es bueno”.

Los principales asesores de Lavín son el decano de la facultad de gobierno de la Universidad del Desarrollo, Gonzalo Muller, y el ex presidente de la UDI, Ernesto Silva, hoy su brazo derecho. Un círculo de hierro que lo protege, que evalúa sus acciones, define estrategias y diseña su desempeño en la arena política, aunque públicamente trate de no parecer un político.

Silva, hace de articulador e intermediador en nombre del alcalde, participa en diferentes instancias partidarias, una de ellas es un grupo exclusivo, editorial y asesor, que fue designado a dedo por la timonel de la UDI, Jaqueline van Rysselberghe. En él participan el ex ministro del Interior, Andrés Chadwick, la ex ministra de Educación, hoy directora del Instituto Libertad y Desarrollo, Marcela Cubillos, el empresario José Yuraszeck, y el secretario general de la colectividad, Felipe Salaberry. Es el mismo elenco que está abocado a la campaña del “Rechazo” para el plebiscito constitucional de octubre, pero que no se cierra sólo a esas tareas y también orejean al alcalde, uno que pública y estratégicamente se alineó con la opción del “Apruebo”.

Una dicotomía que no ha sido fácil en todo caso. Desde la UDI recordaron la tensa negociación que significó la solicitud pública que hizo Lavín para que le cedieran un espacio en el tiempo designado de campaña al gremialismo  para hablar a favor del “Apruebo”.

Si bien en el entorno del alcalde insistieron que él define su estrategia de manera “bastante autónoma” de la UDI, eso no quiere decir que no esté al tanto de lo que sucede en la colectividad que ayudó a fundar y que no este estrechamente coordinado con su directiva. Hay un “juego de articulación”, explicaron en el partido, donde siempre se le va a apoyar, “Lavín define y la UDI va atrás”.

En el gremialismo reconocieron que esa estrategia no ha sido fácil de llevar adelante, porque en varias ocasiones se han tenido que morder la lengua: “varias veces la UDI se queda callada y en otras, pone mala cara si hay una provocación de por medio”. Pero a pesar que a veces no comulguen con las declaraciones de Lavín o sus estrategias, aseguraron que nunca va a existir un repudio público, pues saben que más allá de las molestias que genera su persona en los militantes de base más duros, su estilo es el único que le da la posibilidad real al partido de llegar por primera vez a La Moneda con uno de los suyos.

Lavín y la senadora Van Rysselberghe no hablan todas las semanas, pero en la UDI afirmaron que cuando uno de los dos va a hacer una cosa que signifique un movimiento en el tablero “ se consultan y notifican”. La relación entre ambos no es de amistad, no son cercanos, pero existe un respeto y sobre todo una “necesidad mutua”: el alcalde va a requerir sí o sí del despliegue territorial y las bases UDI para la campaña y la timonel, consagraría y aseguraría su gestión a la cabeza del partido si instala a un gremialista en el sillón presidencial de La Moneda.

En este aspecto, para entender a la figura de Lavín, el analista, Tomás Duval, precisó que “tiene una característica importante, tiene sintonía con los problemas de la personas, adjunto a una dosis de credibilidad y una imagen de hacedor o solucionador de problemas”. Agregó que “en medio de la pandemia que se produjo en la zona oriente, alcanzó una alta exposición pública e ideas y formas creativas para impulsar medidas de apoyo a la pandemia, esto fortaleció su imagen en un doble juego político de apoyo y lejanía con el Gobierno”.

El camino propio

La otra arista de la estrategia de Lavín tiene directa relación con lo que ha sido una de sus características desde que se transformó un personaje público, la mezcla entre su perfil mediático y su “cosismo”, como se le ha denominado a las ideas que se venden como pan caliente, independiente del sustento que tengan, pero que le han permitido copar espacios en televisión y sobre todo, en paneles en matinales, la nueva y predilecta plataforma de campaña.

Según un estudio de Conecta media, Lavín es el alcalde con más presencia en matinales considerando el período del 1 de marzo al 8 de abril. El informe indicó que el edil UDI cuenta con 101 apariciones, más del doble de su más cercano persecutor, Rodolfo Carter con 54 y su par de providencia, Evelyn Matthei, con 52 apariciones. Casualmente, los tres alcaldes son militantes del grenialismo.

En La Moneda insistieron  que no hay ninguna necesidad de “colaborar” en su campaña, pues “no lo necesita”, pero no son pocos los episodios y hechos que ponen en tela de juicio esa afirmación. La primera, es el poder e influencia política que ejerce en palacio el jefe de asesores del segundo piso, Cristián Larroulet, que si bien no milita formalmente en la UDI, tiene una larga y poderosa historia con el gremialismo.

La presencia de Lavín en una serie de actividades gubernamentales no parece casual. Hace un tiempo, antes del estallido y de la pandemia, después de una balacera que terminó con cinco fallecidos en la comuna de Puente Alto, la subsecretaria de Prevención del Delito, Katherine Martorell, en vez de hacer declaraciones desde el lugar de los hechos, prefirió llegar hasta la comuna de Las Condes, donde había sido noticia el robo de una cartera, para aparecer junto a Lavín hablando de las medidas que el Gobierno iba a adoptar en materia de seguridad.

Mucho más reciente, el 10 de mayo Lavín apareció acompañado del ministro de Vivienda, Cristian Monckeberg, para hablar de la presentación del proyecto de viviendas sociales en Las Condes. Días después, junto a la ministra de Transportes, Gloria Hutt, presentó la implementación de la Ciclovìa Táctica Covid 19 en avenida Presidente Riesco. Si bien la administración piñerista no tiene un buen rendimiento en las encuestas, ambos ministros no están entre los más criticados ni los que tienen peor evaluación ciudadana.

Hace casi un mes, Lavín dio un paso en falso que no le salió barato. De hecho, le costó 9 puntos en las encuestas. Se alineó con el discurso gubernamental de la nueva normalidad y el retorno seguro -por el que La Moneda aún da explicaciones- e hizo una mediática reapertura en vivo y en directo del mall Apumanque. Fue inevitable que el edil UDI quedara más que salpicado con la errática estrategia, porque el relajo del discurso oficial chocó de frente con el alza de las cifras de contagios diarios con Coronavirus, que obligó a volver a insistir en la necesidad de la distancia social, el confinamiento y las cuarentenas.

En ese sentido, el académico de la Universidad de Milán, Kenneth Bunker, afirmó que lo que sucedió en ese momento es que “Lavín se acercó a la narrativa del Gobierno, cosa que no había hecho antes y le fue mal, en ese inter tanto, permitió que entraran alcaldes que están haciendo su mismo papel, el del alcalde de derecha desconectado de su coalición y que critican el actuar del Gobierno”. A la luz de los resultados, Búnker agregó que la mejor recomendación para Lavín es que “hacia adelante el camino propio siempre es bueno”.

En la UDI y en La Moneda aseguraron que el episodio del Apumanque fue solo un tropezón, un paso en falso que no generó daño permanente y que hasta ahora, el edil de Las Condes ha logrado sobrevivir a la pandemia. Una encuesta interna, digitada desde la Universidad del Desarrollo y a cargo de la dupla Muller -Silva concluyó que Lavín es el único político que “invariablemente” penetra a distintos sectores de la ciudadanía: jóvenes, a los sectores progresistas e, incluso, grupos más reaccionarios de menor representación, que aunque no les gusta, saben que es una alternativa viable.

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