En un vertiginoso esprint final de campaña, el Atlético siempre suma. Desde que regresó la Liga, la tropa colchonera ha estimulado su fútbol. Juega mejor, no pega patadones, apenas concede ocasiones… Y
el rendimiento se traduce en puntos y en una futura participación en la Champions, el objetivo anual del club. El Celta le arrancó un empate justo. Empieza el partido y el Atlético ya gana 0-1. El gol tan madrugador e imprevisto es una declaración de intenciones porque reúne varios ingredientes que definen la noche en Balaídos. Thomas roba el balón en el primer intercambio y Arias sale disparado por la derecha, conecta con Correa y de la jugada hilvanada a toda mecha surge el gol de Morata, lúcido y en su sitio. En este Atlético que ha surgido de la pandemia como una centella se ensalza a Marcos Llorente, Oblak o Koke, pero en el equipo hay muchas piezas en su mejor versión. Arias es un futbolista sin rostro para el gran público, formal en el juego, de apariencia invisible. Pero ejerce una función de argamasa cuando está a buen nivel, profundo por la banda, batallador, abnegado en el esfuerzo y sin perder posición en defensa. Uno que suma. Correa es otro perfil. Un futbolista de la calle, que recibe, se vuelve y encara. Nunca ceja en el empeño el argentino, así pierda todos los balones por arriesgar en la finta o el quiebro. Jugador polémico con el balón en los pies, es sin embargo una bendición cuando le visita la inspiración. Ayer estaba inspirado. La conexión con Arias y Marcos Llorente, convertido el exmadridista en centella permanente al asalto de cada balón, dinamizó al Atlético en todo momento. Defensa sólida Aun con el marcador adverso, el Celta mostró estilo, una idea de juego y voluntad de hacer daño al adversario sin especular. Tanteó con Aspas y Brais la zona de influencia de Lodi y por ahí hincó el diente. Sucede que el Atlético es un equipo que pasa tres cuartos del partido defendiendo, pero no sufre. Cada vez requiere menos milagros de Oblak, toda una señal de eficacia en esta faceta. El Celta no atentó contra su enemigo en posiciones de área, allí donde se gestiona el golpe. Buenos centros desde la derecha, faltas con intención, pero jugadas con finalización en el área, casi ninguna antes del descanso. En el Atlético resulta saludable la nueva variante de juego. Ya no hay pelotazos sin ton ni son, esas rifas de Savic a la cabeza de Morata y a lo que salga, o los zapatazos de alivio de Oblak siempre orientados hacia Saúl, el mejor cabeceador del equipo que alimentaba la segunda jugada y el rechace en el resto de sus compañeros. El típico fútbol arbitrario y carente de elaboración que aburre a jugadores como Joao Félix y no contagia en la afición. Al seguidor colchonero le resulta gratificante comprobar que, sin arabescos ni florituras para la galería, el equipo domina y sujeta la pelota, combina con rapidez y llega al área. Unas veces, en pocos toques y otras, después de macerar el ataque girando de una banda a otra. Entre esto y el contragolpe que desplegó con cierto vértigo en un par de oportunidades, siempre Llorente como voluntario para el pase final, el Atlético le hizo ver al Celta que debía hacer algo más para igualar. El remate de Beltrán No necesitó mucho el Celta. El empate fue una réplica del gol de Morata. Una penetración de Brais, el pase al área y el remate estrafalario, puro azar, de Beltrán que desembocó en la escuadra de Oblak. Lo que parecía un partido de curso único, porque el Atlético estaba mejor plantado, generaba más y no sufría en su defensa, dio un giro radical. El Celta se enchufó a la corriente con el gol y se activó con los cambios. Rafinha, protagonista, y sobre todo Santi Mina, muy rápido en la búsqueda de los espacios, inyectaron ideas y oxígeno a su equipo. De repente, el Atlético requirió los servicios de Oblak, un mal síntoma. Esta vez los cambios de Simeone no alegraron al equipo. Lemar, quien se inventó un gran disparo en el tramo final, es un futbolista mustio y desconfiado; y Vitolo a veces da la impresión de conformarse con el papel secundario que vive en el grupo. Al Atlético, con Saponjic por Morata, le faltó chispa e ingenio para dar la vuelta a un duelo igualado.
Fuente La Razon:
https://www.abc.es/deportes/futbol/abci-celta-atletico-liga-santander-202007072109_directo.html