Por
Jorge Capitanich
Gobernador de Chaco
Agregar valor a los productos primarios, diversificar la matriz de cultivos y aumentar la competitividad del complejo agroindustrial argentino, es clave para
posicionar al país como proveedor mundial de alimentos, impulsar el desarrollo de las economías regionales e incrementar las exportaciones de manufacturas agropecuarias. La provincia del Chaco trabaja activamente para el logro de este objetivo estratégico que tiene la Argentina pospanedemia En ese sentido, cabe destacar que entre 1980 y 2005, el campo chaqueño sembraba, en promedio, unas 808.000 hectáreas y alcanzaba 1,4 millón de toneladas de producción de diversos cultivos, con preeminencia del algodón y luego de la soja. Pero, desde 2005, la superficie cultivada viene creciendo hasta llegar a las actuales 1,8 millón de hectáreas y a una producción de 4,5 millones de toneladas de 11 cultivos diferentes.
Este salto de producción implicó un crecimiento de 2,2 veces en superficie sembrada y más de tres veces en producción. Es más: según un estudio del INTA, Chaco tiene potencial para llegar a las 3 millones de hectáreas sembradas para el año 2030.
El motivo es haber logrado una matriz agropecuaria diversificada, conformada por once cultivos: algodón, soja, maíz, sorgo, trigo, girasol, cártamo, tártago, garbanzo, arroz y centeno, y a una red que se extiende desde el domo agrícola central hasta el sudoeste de la provincia como núcleo dorsal de producción integrada.
Al mismo tiempo, la provincia posee las características esenciales para desarrollar las cadenas cárnicas bovina, porcina, caprina, ovina y avícola que, junto a la producción ictícola intensiva derivada de la producción integrada de pacú arrocero con sustentabilidad ambiental, constituyen, conjuntamente, un modelo productivo de avanzada con 800 toneladas anuales.
Por otra parte, Chaco también está comprometida con la producción de energía sostenible. Tiene una bioeconomía en expansión con producción incipiente de 16,6 MW en biomasa, crecientes inversiones en energía solar y desarrollos en diferentes escalas para biodiesel.
En relación al mercado de capitales, la creación de la Bolsa de Comercio -que hoy lidera las transacciones en el norte argentino con 2.000 cuentas comitentes y 30.000 millones de pesos-, es una perspectiva sólida de integración de los actores económicos para vehiculizar el ahorro en inversión productiva.
La arquitectura financiera de emprendimientos productivos está encuadrada en un renovado y activo Banco del Chaco, un grupo financiero integrado con sociedad de bolsa, gerente y compañía fiduciaria con el objeto de acceder a distintas modalidades de financiamiento.
Producir cereales y oleaginosos, frutas, verduras y hortalizas, legumbres y carnes, extracto de quebracho y muebles, software y energía, turismo y cultura, bienes y servicios con un modelo abierto para el comercio electrónico de bienes y servicios y un gobierno electrónico que propugna una agenda digital integral a partir del año 2021, constituyen factores esenciales para el desarrollo de la agroindustria.
En ese sentido, la asociación estratégica entre la economía productiva y del conocimiento consiste en la construcción de un modelo agroindustrial integrando las cadenas de valor con la incorporación de tecnologías competitivas y capacitación de los recursos humanos para dotar a los factores productivos integrados de un salto de productividad.
Por otra parte, la provincia hoy muestra una infraestructura consolidada de rutas, energía eléctrica, gas en parques industriales, fibra óptica, agua potable y redes cloacales en expansión.
Otra de las ventajas para los inversores tiene que ver con poder acceder a tarifas energéticas diferenciales, reintegro del 30 % de inversiones en bienes de capital, subsidio a las contribuciones patronales, exención del impuesto a los ingresos brutos y de sellos por 10 años, accesos alternativos a 1.000 hectáreas de parques industriales en distintas localidades de la provincia.
En cuanto a la formación de recursos humanos, la Provincia hoy cuenta con tres universidades nacionales y la conformación de un sistema de educación superior no universitaria que privilegia la formación técnica y profesional para la inserción laboral competitiva.
Los objetivos de la provincia son seguir diversificando la matriz productiva, integrar las cadenas de valor con el objeto de llegar a 3 millones de hectáreas, 100.000 empleos de calidad integrando la economía del conocimiento con 1.500 millones de dólares de exportaciones.
Chaco puede aportar mucho para la recuperación económica del país. La pospandemia nos puede llevar, como país y como comunidad, a reproducir viejos vicios del modelo de desarrollo nacional, o puede ser la oportunidad para repensar qué país, qué comunidad y qué provincias queremos y, fundamentalmente, podemos ser.
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