A pesar de la dura situación en el Gran Buenos Aires y que los brotes en el interior del país generan interrogantes en materia sanitaria, Alberto Fernández está convencido
que el acuerdo por la reestructuración de la deuda le da la oportunidad de relanzar su Gobierno y que llegó el momento de trazar “nuevos desafíos”.
Por eso, con un acto sin demasiada efervescencia, acorde a los tiempos de pandemia; pero con volumen político, a partir del regreso de Cristina Kirchner a Casa Rosada y la presencia de 17 gobernadores, incluidos los de la oposición, el Presidente anunció una amplia adhesión en el canje con los acreedores privados y buscó transmitir un mensaje de optimismo de cara al futuro, adelantando una agenda en el que -según dijo- tendrá como objetivo inmediato reactivar la producción y el trabajo. “En diciembre sentimos que estábamos caídos, hoy estamos otra vez de pie y en marcha”, celebró.
En el Museo del Bicententario de Casa Rosada, flanqueado por la vicepresidenta y el titular de la Cámara de Diputados Sergio Massa, las otras dos patas de la cúpula del Frente de Todos, Ferández buscó disipar rápido la expectativa en torno al resultado del canje y, tras una breve introducción, en la que aseguró que se trataba de “un día muy importante para todos los argentinos”, le cedió la palabra al ministro de Economía, Martín Guzmán.
En él se apoyó para hacer un repaso técnico sobre los 9 meses de negociaciones con los acreedores, que el jefe de Estado se encargó de calificar como “un parto”, y también para plantear la hoja de ruta que se propone cumplir el Gobierno para alcanzar la reactivación económica.
Los gobernadores siguieron con atención el discurso del ministro. Al cabo, varios de ellos admitieron no saber en la previa el alcance de la reestructuración. Según pudo saber Clarín, esa información sólo la tenían Cristina, con quien Alberto F. había almorzado el domingo en Olivos; y un puñado de los colaboradores del Presidente. Por eso, cuando Guzmán anunció una “aceptación masiva”, con una adhesión superior al 93,5 por ciento -por la activación de las cláusulas de acción colectiva se elevó al 99%– varios de los presentes interrumpieron con aplausos en la mesa rectangular que el Gobierno armó para garantizar el distanciamiento social.
Cristina Kirchner y Alberto Fernández, llegando al acto en que se anunció el canje de deuda. Marcelo Carroll
“Para poder tranquilizar a la Argentina era necesario sacarse de encima la deuda insostenible”, sostuvo Guzmán. El ministro, que recibió guiños y gestos de aprobación de Cristina durante su mensaje, realzó que se trata de “un alivio de la deuda de 37.700 millones de dólares” y que con el acuerdo la actual administración se propuso delinear “una política de Estado y no de un Gobierno”. “No queríamos hacer promesas que no se pudieran cumplir”, señaló.
El Presidente, por su parte, recordó que durante la campaña, junto a Cristina, habían planteado la necesidad de renegociar la deuda y cuestionó a quienes “negaban el default” en el que según el Gobierno entró la Argentina durante la gestión de Mauricio Macri. Tampoco se olvidó de “aquellos que decían que había que arreglar rápido y a cualquier precio”. “Fueron dos años de luchar contra la mentira”, enfatizó.
En la lista de los agradecimientos, Alberto incluyó a casi todos: desde Cristina hasta el Papa Francisco, que “siempre estuvo ayudando silenciosamente”, pasando por mandatarios internacionales, como la canciller alemana Angela Merkel ó los presidentes Emmanuel Macron (Francia), Andrés Manuel López Obrador (México), Pedro Sánchez (España), entre otros; y a los gobernadores “sin distinción política”.
“Ahora estamos pudiendo pensar en otra Argentina” , que “puede empezar a pensar su futuro y en cómo construirse”, destacó, optimista, Fernández, quien no desaprovechó la oportunidad para referirse al proceso de endeudamiento que encaró Macri. No obstante, les pidió a los periodistas: “No escriban que despotriqué con la herencia recibida. Pido que grabemos en la memoria lo que nos duele para que nunca mas nos vuelva a doler”, precisó.
Aunque se trató de un acto de relanzamiento de gestión y en su alocución marcó que el “objetivo inmediato es la producción y el trabajo” y recuperar el consumo, y prometió inversión en obra pública y vivienda, al tiempo que reforzó la necesidad de afianzar el federalismo para “crear otra Argentina”, no profundizó. En efecto, las medidas empezarán a conocerse en los próximos días: el miércoles, ante industriales, el Presidente podría dar mayores detalles. El cierre de la semana estará dedicado al nuevo plan contra la inseguridad, la principal preocupación de los argentinos según las encuestas.
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