Son puro espectáculo. Imposible no pararse un instante a contemplar cómo se vuelan sobre el agua. Pero pocos, y muy pocas, saben que las motos náuticas son un deporte, profesional, internacional, aunque
no haya crecido lo suficiente a pesar de su atractivo. Sobre todo en España. «Somos el país que más motos vende de Europa. Tuvo su momento, pero muchas de las marcas estaban asociadas al alcohol, y cuando se prohibieron estos anuncios, fue en declive. Se ha quedado en un deporte que, con el potencial de espectáculo que tiene, es minoritario». Y en femenino, casi inexistente. Solo dos mujeres compiten en territorio nacional, y solo una se atreve también con torneos alrededor del mundo: Cris Lazarraga (Madrid, 1993). Comenzó por tradición familiar, pero se soltó con 23 años a surcar los mares en moto a pesar de todo lo que conlleva entrar en un deporte muy poco mediático. «Somos profesionales, con organización amateur. Todo lo hacemos nosotros: viajes, hoteles, billetes… Tiene esa parte familiar que te da un deporte pequeño. Hay muy buen ambiente, con diferentes culturas. Nos reímos mucho y es muy gratificante». También con dificultades a la hora de entrenarse. «En España es ilegal montar un circuito en el agua. No están permitidas las boyas. Hay ciertos ayuntamientos que te dejan, pero es difícil. Y en verano decidimos no entrenarnos nunca porque lo primero son los bañistas y el resto de tráfico. Ante todo, respeto». Cris Lazarraga – Arek Rejs También es autodidacta y poco lucrativo por ahora. «Solo cinco pilotos en el mundo viven de las competiciones. El resto da clases o tiene un taller…». Su modalidad es monomarca, es decir, todos compiten con la misma moto, y luego se le añaden especificaciones. «La más barata, unos 12.000 euros. Una temporada por España, unos 18.000. Si sales al extranjero… no te lo digo». Pero ella insiste en su batalla contra las olas, a las que doma con su moto de 300 kilos a 90 kilómetros por hora, y en su otra batalla: «Hay muchas chicas en el paddock: novias, madres, hermanas, y lo que yo quiero es que haya más chicas en el agua». Creó un grupo con otras pilotos europeas para concienciar de que tienen que ser ellas el impulso y ejemplo para abrir este deporte a más mujeres. «Al no haber casi categorías femeninas, competimos con chicos y luego se hace otra clasificación. Para este Mundial de Cerdeña -cancelado por el covid- habíamos logrado un podio oficioso solo femenino. Parece poco, pero es mejor que nada, sobre todo para que vean que se puede, las federaciones y las propias mujeres. No sé qué nos pasa, pero no nos atrevemos a competir con chicos y esta sería la manera», incide. Reconoce la diferencia de fuerza en el agua, pero no así la técnica o las ganas. Ella crece cuando se mide con los chicos, con los que muchas veces ha compartido podio. «Lo que hay que estar es en forma. Y tener técnica. Da igual la edad. Yo me entreno con una psicóloga que me ayuda en esa parte de toma de decisiones en un segundo». Domadora de olas. Cris Lazarraga – Pablo Gil García De Madrid a Altea Nació en Madrid en 1993. Hija de piloto, tardó en que la dejaran competir. «Les parecía peligroso correr con chicos. Hasta que crearon una categoría de chicas, y me dejaron. Pero el año que empecé, la eliminaron». Pero ya no pudieron frenarla. En este 2020 fue campeona del Gran Premio de Polonia y subcampeona de Europa. No fue oro porque se saltó una boya y la penalizaron. Vive en Altea y la apoya Curtis Team. Le costó tres años «crear» la moto perfecta: «Pero influye todo: viento, temperatura, calor, densidad…». Es diseñadora gráfica y periodista.
Fuente La Razon:
https://www.abc.es/deportes/abci-lazarraga-moto-nautica-agua-202010150042_noticia.html