Tan solo veinte minutos fueron suficientes para que el Mánchester City dejase sentenciada la eliminatoria contra el Borussia Monchengladbach (2-0). Los ingleses, precisos en la recuperación y en el pase, se adelantaron
tras un gran gol desde fuera del área del belga De Bruyne y cerraron una gran puesta en escena con el tanto de Gundogan a asistencia de Foden. Tras el descanso, los de Guardiola, con el resultado global (4-0) como guardaespaldas, dejaron morir al partido entre un circuito infinito de pases, alguna ocasión y sin atisbo de una rebelión alemana. Se apresuraba Ederson a levantar la rodilla, porque pese a la importancia del gesto contra el racismo, la Champions llama al meta brasileño, casi tanto como a Guardiola, que no llevaba, al menos a la vista, sudadera reivindicativa como sí hace en la Premier. Era una noche para que su City rompiese la maldición que le acompaña en el torneo (nunca han pasado de cuartos bajo las órdenes del catalán), y con esta intención salió al campo. Los británicos dejaron los elitismos para ensuciarse en los balones divididos, ansiosos por recuperar el esférico y agitar el avispero con unas exuberantes cadenas de pases. Se movía bien el City con las danzas de Mahrez y Cancelo pero fue De Bruyne, la mejor diestra de Inglaterra, quien rompió con violencia y con su zurda la red (min. 13) tras un gran disparo desde la frontal. Los de Mánchester se mostraban furiosos, con algo que demostrar y el primer gol era una buena muestra de ello. Cinco minutos después, el joven Foden, ojito derecho de Guardiola, tras un gran eslalon entre piernas rivales y por el carril central, dejó solo a Gundogan, de dulce con el gol esta temporada, para hacer el segundo. El centrocampista alemán casi repite festejo un par de jugadas después. Tan bien estaba el City y tan noqueado el Gladbach que el partido se finiquitaba. La tranquilidad con la que los ingleses sellaron los últimos minutos de la primera parte dio un poco de aire a los germanos, que se auparon en la bota de Thuram para incomodar a la defensa local. Aun así, el solo hecho de pensar en una remontada, asfixiaba al Gladbach. Censuraba su ritmo trepidante del primer acto el City. Bensebaini, lateral de los teutones, casi caza un balón muerto en el área de Ederson. La alineación de Guardiola, sin delanteros y con muchos peloteros, daba paso a un nuevo partido, uno en el que los minutos pasan y los momentáneos vencedores esperan un fallo rival para bajar la guillotina. Pero faltaba el espíritu guerrillero que llevó a los ingleses a ser una ola incontrolable en la primera parte. No les faltaron las ocasiones, algunas bien resueltas por Sommer, portero visitante, pero había ausencia de fuego en sus ojos. Se apelotonaban los cambios y los minutos de un partido que fue de más a menos.
Fuente La Razon: